Ni la guerra genocida israelí contra los palestinos ni el terrorismo de Hamás: sí a la revolución social

December 5, 2023

by Franklin Dmitryev

(Translation: Trasversales, N. 64, October 2023, from English)

Los ataques del 7 de octubre por parte de Hamás en Israel desencadenaron una nueva fase de guerra y reacción. Al llevar a cabo masacres en un festival de música, en pueblos y en kibutz, Hamás apuntó deliberadamente contra civiles, desde bebés hasta ancianos, y mató sobre todo a judíos, pero también a palestinos, a trabajadores temporales tailandeses y otras personas.

Los horrores se prolongaron, multiplicados, cuando el Estado de Israel declaró la guerra y bombardeó la Franja de Gaza, matando de nuevo, principal e intencionadamente, a civiles, incluidos bebés y a niñas y niños. Dirigentes políticos tan destacados como el Ministro de Defensa están difundiendo una retórica genocida (“Estamos imponiendo un asedio completo a Gaza… no habrá electricidad, ni alimentos, ni agua, ni combustible… Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia”), mientras que algunos parlamentarios del Partido Likud pidieron un ataque nuclear y otros políticos hablaban abiertamente de llevar a cabo una limpieza étnica, expulsando a todos los palestinos de Gaza.

Nov. 4 demonstration in Trafalgar Square, London, in support of Palestine. Photo: Alisdare Hickson, CC BY-SA 2.0 DEED

En este momento, más de 2800 personas han muerto por ataques aéreos israelíes en Gaza, y más de 1400 personas murieron en el ataque inicial de Hamás. Hamás anunció que tiene entre 200 y 250 rehenes; la mayoría de ellos también son civiles. Debido al asedio total, la única central eléctrica de Gaza tuvo que cerrar y los hospitales se están quedando sin combustible para sus generadores de seguridad. Hasta hospitales y escuelas han sido blanco de ataques aéreos. Los alimentos y los suministros médicos se están agotando y está comenzando una catástrofe humanitaria. Seguramente empeorará con la esperada invasión de las fuerzas terrestres israelíes en la Franja de Gaza, que es una de las zonas más densamente pobladas del mundo, con 2,3 millones de personas en 365 kilómetros cuadrados (unos 40 kilómetros de largo y un máximo de 12 kilómetros de ancho), un área un poco más pequeña que Omaha, Nebraska [nt: algo así como el municipio de Orihuela en España, con menos de 90.000 habitantes].

A pesar de haber sido advertido sobre las terribles consecuencias humanitarias, el Estado de Israel ordenó a más de un millón de personas evacuar la mitad norte de la Franja de Gaza en un plazo de 24 horas, antes de verse obligado a flexibilizar el plazo. Muchas personas no tienen adónde ir y los hospitales no pueden trasladar de manera segura a los pacientes con soporte vital o en condiciones críticas.

Estados Unidos respondió declarando su apoyo “incondicional” al Estado de Israel y enviando buques de guerra al Mediterráneo, no para monitorear a Israel sino para apoyar sus acciones militares. Los aliados estadounidenses y europeos enviaron ayuda militar y humanitaria a Israel, pero ninguna ayuda humanitaria a los palestinos más allá de algunos llamamientos a que Israel abriera un corredor humanitario para que la ayuda atravesara el cerco.

Es evidente que el contexto histórico y el actual es la ocupación israelí de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental, una ocupación repleta de desplazamientos de población y de violencia. Esto de ninguna manera justifica la forma en que partes de la izquierda estadounidense y mundial celebraron los ataques asesinos y la toma de rehenes por parte de Hamás. Nos oponemos a las atrocidades de Hamás no sólo porque son atrocidades sino porque estas acciones forman parte de su actitud, su estrategia y su método, que socavan a cualquier verdadero movimiento de liberación nacional y social.

El ataque es un regalo para Netanyahu, cuyo régimen se había hecho inestable, e inmediatamente paralizó las protestas contra su régimen y puso fin a la “huelga” de los reservistas de las fuerzas armadas israelíes. Como se decía en “La caldera de Oriente Medio explota”, en el editorial de News & Letters de octubre de 1970:

“El terrorismo salvaje y sin sentido… no sólo no destruye ‘el sistema’, sino que le proporciona exactamente el combustible necesario para avivar los fuegos de la represión…”. “La destrucción del tipo que glorifican los lanzadores de bombas es el tipo de destrucción que deja todas las relaciones exactamente igual que antes -si no peor- cuando el polvo y el humo se han disipado… El ‘sistema’ permanece intacto. Más importante aún, los terroristas muestran tal total desprecio por la vida humana que sus acciones no pueden servir como punto focal para un nuevo orden social…”. “No basta con dejar claro que estamos en contra, tenemos que oponernos a la guerra imperialista, sin importar quién sea el ‘agresor’. Ni siquiera basta con mantener en alto la bandera de una sociedad totalmente nueva, basada en los derechos humanos, por la que estamos. Se vuelve también esencial separarnos de aquellos que también dicen estar a favor de una nueva sociedad, pero piensan que se puede lograr una revolución social a través del terrorismo…”. “Los marxistas-humanistas trabajan por los objetivos de la liberación nacional y la revolución social para una sociedad totalmente nueva. ‘Ni esto ni aquello’ es una solución religiosa, no una solución humana, pero mantener la distancia respecto a esto y a aquello es la única manera en este momento de expresar una postura marxista verdaderamente independiente”.

La violencia de Hamas no sólo se ha dirigido contra los israelíes, sino también contra los palestinos, cada vez que ha surgido en Gaza cualquier voz, organización o acción espontánea liberadora verdaderamente independiente.

Nov. 11 march from London’s Hyde Park to the US Embassy in solidarity with Palestinians. Photo: Alisdare Hickson, CC BY-SA 2.0 DEED

Hamás y la Autoridad Palestina (AP) se encuentran entretejidos en el marco de la ocupación, lo que es más evidente en el caso de la AP debido a su cooperación con las fuerzas de seguridad israelíes y porque Hamás tiene una relación violenta con Israel, pero en realidad su resistencia proyecta hacia el futuro un interminable bucle de ocupación/resistencia. Israel incluso apoyó la formación de Hamás como alternativa islamista a la Organización de Liberación de Palestina, y el periódico israelí Ha’aretz informó de varios acontecimientos recientes en los que el Primer Ministro Benjamín Netanyahu o sus aliados declararon que habían estado tratando de fortalecer a Hamás como contrapeso a la Autoridad Palestina, para mantener a los palestinos divididos. Hamás quiere apropiarse del manto de la resistencia mientras suprime o coopta cualquier verdadero movimiento de liberación social o cualquier iniciativa espontánea.

¿Dónde hay alguna perspectiva revolucionaria en Hamás o en cualquier miembro de la izquierda que celebre o critique levemente a Hamás? ¿Alguno de ellos se ha planteado para qué sirve Hamás? Entre dos fantasías exterministas enfrentadas, colocarse en el terreno de una de ellas sólo puede conducir a la desesperación y el nihilismo. Eso no deja salida a la continua cadena de guerra y brutalidad: los genocidios de Bosnia y Kosovo, el genocidio de Ruanda y la ‘Guerra Mundial Africana’, la guerra de Estados Unidos contra Afganistán, la guerra de Estados Unidos contra Irak, la guerra de Rusia contra Chechenia, la guerra del régimen sirio contra la revolución, la guerra de Rusia contra Ucrania.

Esta situación pone de relieve una vez más el retroceso de la izquierda. Detener una revolución a mitad de camino -o detenerse antes de llegar a la revolución- garantiza el retroceso, por lo que la bandera de la liberación genuina y una filosofía de la liberación se convierten en una necesidad absoluta. Esto no debe posponerse para otro día, mientras mantenemos nuestra solidaridad con el pueblo palestino y nos oponemos a la guerra genocida de Israel, a la opresión y a las acciones terroristas inhumanas.

17 de octubre de 2023

One thought on “Ni la guerra genocida israelí contra los palestinos ni el terrorismo de Hamás: sí a la revolución social

  1. When the American General Austin provided his imperialist ally Netanyahu a heads up (FYI) re: genocide against the Palestinians, using these words: A tactical victory may turn into a strategic defeat, he was essentially rephrasing the ancient Biblical passage– “He who sows the wind shall reap the whirlwind.”

    At the moment, the Israelis are helping the mullahs of Iran and other bloody Middle East dictators. A while back, I saw news coverage of a second Iranian female teenager who had been murdered by the so-called morality police. However, there weren’t any protests against it, probably because the regime was able to whip up the traditional anti-Israel fervor, in the wake of October 8, when the Israeli bombing campaign began. The death of one teenager was overshadowed by the deaths of thousands of Palestinians.

    The Palestinian cause motivates and unites all the downtrodden, the “street” across the Middle East. When these peoples see their own hated governments doing nothing but lip service while the Gazans and West Bank are slaughtered, they will be reminded of the spark, the self-immolation of a Tunisian man, that set off the Arab Spring.

    Where are the Palestinian Elie Wiesels, Simon Wiesenthals, Schindlers, David Ben Gurions? Where are the Palestinians George Washingtons, Abraham Lincolns?

    They, the wretched of the earth, are being born today in the ashes of Gaza.

    They are the gravediggers of Netanyahu settler Zionism.

    This is not a call for the extermination of the Jews in Israel or anyplace else.

    It is a call for the END of the expulsion and extermination of the Palestinians.

    For the Palestinians, Psalm 126:6–He who goes out weeping, bearing the seed for sowing, shall come home with shouts of joy, bringing his sheaves with him.

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